Badsura y el muralismo: una forma de dialogar con Caracas

Simón Dïaz

Publicado en Tierra de hacedores

Su nombre es Wolfgang Salazar pero firma su trabajo con el seudónimo que lo define como artista: Badsura.

Es muralista, y lleva una década entera trabajando con la técnica del grafiti, conceptualizando ideas, explorando nuevas técnicas y plasmando su propia visión del arte en paredes olvidadas de Caracas que han encontrado en él una nueva oportunidad para expresarse.

Badsura estudió publicidad y mercadeo y también diseño gráfico. Sin embargo, no trabaja desde oficina alguna ni le rinde cuentas a una institución que no sea la calle, donde ha ensayado y visto crecer gran parte de su trabajo. En pocas palabras, a este artista la ciudad le sirve de galería.

Mural en tributo al cantante venezolano, Oscar D’León, considerado uno de los más fuertes exponentes del género salsa en Latinoamérica y el mundo entero. Este mural está ubicado en el municipio Chacao, en Caracas. Foto: Jeanneizy García

Un reto constante: enfrentarse a la pared

Aunque lo amparen 10 años de trayectoria, viajes y exposiciones en distintos lugares del mundo, y constantemente trabaje en proyectos distintos, hay un reto que siempre se repite en la carrera de Badsura: enfrentarse a la pared, entenderla, tomarla y comenzar a crear en ella.

«Eso es lo más difícil», cuenta el artista. «Cuando la pared está en crudo y todo el mundo está viéndote pintar, hay un momento muy grande de tensión que con el paso del tiempo aprendes a dominar, adquieres confianza y sabes cómo solucionar un poco eso. Sin embargo, siempre será difícil, siempre te dará nervios porque, si no es así, entonces estás muerto, o no te nutre lo que haces».

Su seudónimo —el cual puede generar confusión y curiosidad por su proximidad con la palabra basura— fue una idea que nació en la calle, precisamente sorteando dificultades al momento de crear.

«Cuando comienzo a pintar la gente tiene cara seria, no lo comprende, se abstrae y comienza a criticar la acción. Por eso el tema de Badsura. La gente me critica, dice una cantidad de cosas y después termina alabando el trabajo. Entonces ahí es cuando me rebelo y digo: bueno, esta es la clase de basura que hago. Es una forma contestataria de crear», dice.

Uno de sus trabajos recientes es el mural dedicado al cantante Oscar D’León, un ícono de la salsa en Venezuela y el mundo. “La gente lo ve, se detiene a mirarlo, se ríe y dice: ¿Cómo? ¡Sabroooso!, cuenta el creador, mientras hace mención a una de las frases que identifican a D’León, y que es parte de la memoria cultural del país.

Mural dedicado al maestro Simón Díaz, el mayor exponente de la tonada, un género de tradición en Venezuela. El mural está ubicado en el municipio Chacao, en Caracas. Foto: Jeanneizy García.

Pintar lo que somos

Para el artista, el rechazo que algunas personas aún sienten hacia el muralismo —muchas veces confundido con el vandalismo— sucede por dos razones: los prejuicios que la gente tiene con respecto a esta expresión del arte, y la mínima investigación que en la actualidad se realiza sobre estos temas.

Para el artista, el rechazo que algunas personas aún sienten hacia el muralismo —muchas veces confundido con el vandalismo— sucede por dos razones: los prejuicios que la gente tiene con respecto a esta expresión del arte, y la mínima investigación que en la actualidad se realiza sobre estos temas.

«Cuando la pared está en crudo y todo el mundo está viéndote pintar, hay un momento muy grande de tensión que con el paso del tiempo aprendes a dominar»

Wolfgang Salazar (Badsura)

Afortunadamente, así como hay quienes cuestionan, hay otros que se detienen a admirar el trabajo creado. Este último público es cada vez mayor.

“El reto es abrir muchos espacios tanto en Caracas como en el mundo entero, no sólo para mí sino para más compañeros, para la cultura en general», agrega.

Y ese trabajo cultural también está íntimamente ligado a un objetivo que salta a la vista: hacer que la gente no sólo dialogue con el arte mural sino que, durante el proceso, también se reencuentre con los símbolos que representan su identidad, símbolos que continúan vigentes en la personalidad caótica e irreverente y que definen a Caracas.

“Ha habido un vacío en la propagación de lo que somos como identidad tanto en medios de comunicación como en otros espacios. Por eso decidí salir a la calle a pintar a estos personajes y lograr que las personas, en algún momento de su día, choquen con ellos, se detengan y hablen con ellos, y así yo pueda posicionar nuevamente estos valores. Esta es mi intención”, expresa.

El mural «Tributo a la raíz» es un homenaje a la manifestación cultural Diablos Danzantes de Yare, reconocida por la Unesco. Su ubicación está en el municipio El Hatillo. Foto: Badsura.

Su prioridad es Venezuela

Badsura no quiere irse del país. En su agenda —en la que figura un promedio de un mural por mes— están apuntados desde viajes a festivales hasta nuevos retos, entre ellos la creación de una historieta.

“Hay mucho por hacer. Quiero pintar nuevos formatos, más grandes, más coloridos, y que la gente se identifique más con el arte, que haya más interacción y que se rompan las barreras de la pared al componer en otros espacios, en otros pigmentos”.

¿Quieres seguir disfrutando del trabajo de este artista? Su perfil en Instagram es una vitrina ideal para conocerlo mucho más y hasta para conectar con él.

T/ Arianne Cuárez

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