¿El mural de Frida Kahlo está llorando?

Por: Sarahi Gómez Esaa

Los ojos son la ventana del alma, se dice por ahí. Es el cristal en el que reflejamos miedos, angustias, frustraciones, alegrías. Las emociones se quedan prendadas al iris influyendo en nuestra perspectiva del entorno, de la vida, del arte. Y  es que a través del arte se da una retroalimentación entre los mensajes que albergan los rincones más recónditos de cada artista y el impacto en quien observa una obra. El arte es el lenguaje que viaja a través de los sentidos. Es el epicentro, el punto en común de la humanidad, capaz de unir criterios, sentimientos, sensaciones e incluso creencias. 

Preparando la pared

Quizás es el destino o puede ser la pasión, pero dos almas creativas siempre tendrán un punto que las une. El arte es capaz de unir sus formas de percibir el mundo y de establecer conexiones más allá de lo pragmático a pesar de estar separadas por kilómetros de distancia o por épocas diferentes. 

Varias tardes de frustración y capas de pintura cubrieron los primeros intentos de Wolfgang Salazar (Badsura) de materializar el rostro de Frida Kahlo en un enorme mural. La idea estaba clara en su mente, pero cuando hacía los trazos no obtenía el resultado que deseaba. No sabía por qué, pero había algo en la pintura del rostro de la icónica pintora mexicana que no le generaba satisfacción. 

Muchas paredes olvidadas en las calles de Caracas se convirtieron en el lienzo perfecto para que el muralista Badsura realizara grandes obras artísticas, las cuales envían un mensaje a la sociedad y buscan rescatar la identidad venezolana. Esta vez, el lienzo fue una pared en Lupe Restaurant, un local de comida mexicana ubicado en Las Mercedes, zona gastronómica de la capital. La pared fue acondicionada exclusivamente para el mural, por lo que los albañiles evitaron colocar tuberías, instalaciones eléctricas o cualquier elemento que pudiese afectar la pintura.

Con cada intento de perfeccionar el mural se sentía menos conforme con el rostro. Empezó por los ojos como punto de partida para dar forma al retrato. Usualmente se centra y esfuerza en hacer la mirada lo mejor posible porque esa es la esencia del personaje. 

“Empecé con los ojos, la mirada, y después empecé a desarrollar el resto de la cara como la nariz, los laterales, la barbilla. Y estaba bien, pero cuando veo la imagen digo ‘no, este no es el personaje’ . Tu sabes cuando la pintura te transmite el aura del personaje. Puede estar todo mal pero si la mirada no te transmite esa energía no funciona”, rememora el artista. 

El problema eran los ojos. Había algo en la mirada de Frida Kahlo que no le transmitía la esencia de la pintora mexicana conocida internacionalmente por sus autorretratos y por relatar a través de sus pinturas su propio sufrimiento de una forma surrealista. 

Con cada intento aumentaba la frustración pero también las ganas de lograr una obra que transmitiera la esencia de la cultura mexicana y la mirada de uno de sus principales íconos artísticos. Para hacerlo, cambió el orden. Tapó por tercera vez el rostro de Frida y esta vez empezó por el resto de la cara y dejó los ojos para el final.

A medida que avanzaba experimentó una sensación diferente. Esta vez sintió satisfacción con lo que estaba logrando. Los ojos iban tomando la forma que quería pero más importante aún, veía reflejada la esencia de Frida a través de su mirada. Ahora sí podía continuar con el resto del mural. Pintó los alebrijes y otros elementos mexicanos que acompañarían el retrato de Frida Kahlo. Pero con un comentario las sensaciones volvieron a cambiar. 

Mientras trabajaba en las otras partes del mural, se le acercó el chef del restaurante vecino. 

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Trató de no hacerle mucho caso a su comentario, pero horas después recibió otro similar. El dueño del local le preguntó directamente por qué el rostro que pintó de Frida Kahlo estaba llorando. Cuando se acerca, efectivamente había dos gotas de agua en los ojos del retrato. Dos gotas que surgieron de los ojos y se detuvieron a la altura de las mejillas. Estaba sorprendido porque él no pintó lágrimas. 

Así que tomó una tela y limpió rápidamente las gotas de agua, creyendo que de esa forma se solucionaría aquella extraña situación. Pero no fue así. Luego que secó el agua volvieron a salir dos gotas. Ya en ese punto, Badsura no entendía lo que estaba ocurriendo. Volvió a secar el agua y las lágrimas brotaron nuevamente sin cuartear la pintura. Ninguna otra parte del mural estaba húmedo, solo los ojos de Frida.

Aquel momento raro tuvo varios testigos. Leonardo Lazo, uno de los dueños del local, grabó un video y los albañiles que trabajaban ahí presenciaron toda la situación. Fue entonces cuando surgió la necesidad de buscarle una explicación lógica. Lo primero que pensaron es que la pared tenía algún tipo de humedad por una tubería o algo similar. Sin embargo, esa pared no tenía ninguna instalación porque fue construida especialmente para ese mural. 

“Esa noche llegué a mi casa y no tenía nadie con quien hablar. Me metí en internet y busqué cosas relacionadas con Frida Kahlo. Encontré algunas noticias que decían que en la casa de ella en México, que es un museo, han visto la ropa de ella moverse. Yo pensé que si era una manifestación de algo, fue de buena manera”. 

Badsura

Las explicaciones pragmáticas para aquel acontecimiento no tenían sentido. Pablo, uno de los albañiles que trabajó en el restaurante contó que esa pared fue construida con bloques, le pusieron tablilla y además tenía doble placa por lo que el paso de agua de alguna forma era imposible.

También presenció el momento en que el rostro de Frida Kahlo lloró. Justo antes de iniciar su jornada vio cómo brotaban las lágrimas. Lo primero que pensó fue que probablemente se estaba corriendo la pintura, pero  estaba intacta. 

“La pintura era tan idéntica a la foto que pensé que a lo mejor tenían olvidada su imagen en su país. El señor artista la recordó con esa pintura tan nítida. Para mí fue algo raro ver una pintura llorando”. 

Badsura dejó de buscar explicaciones terrenales al acontecimiento en el restaurante. Más bien lo tomó como una manifestación para valorar el tiempo, constancia y dedicación que le imprimió al rostro de Frida.

“La referencia de Frida es una imagen super complicada, al final pensé que lo que ocurrió podía ser un aplauso a la constancia”.

Badsura

Y es que esa constancia se ve reflejada en cada trazo. La meticulosidad acompaña cada mural. Por eso cuando no obtuvo los resultados que quería con el rostro de Frida lo cubrió varias veces hasta sentirse satisfecho con el trabajo logrado y la intención de la pintura.

A la artista mexicana le han hecho innumerables retratos y homenajes. Una de las conclusiones a las que llegó Badsura es que fue tanto lo que se esforzó para realizar esa obra, que de alguna manera le imprimió energías al mural con las que la entidad de Frida Kahlo se sintió identificada y por ello se manifestó de esa forma. Como una señal de agradecimiento. 

La historia de Frida está marcada por la frustración y el dolor de una vida llena de tragedias. Un accidente de tránsito la dejó en cama y sin posibilidad de moverse. Fue cuando se refugió en el arte y a través de sus pinturas plasmaba su frustración, dolor y angustia. A pesar de las vicisitudes de su vida, nunca dejó de pintar ni se impuso límites en cuanto al arte se trataba. 

Algunos de esos sentimientos los experimentó Badsura mientras trabajaba en la pintura. La frustración se hizo presente, pero también las necesidad de hacer un mural digno de la cultura mexicana, que representara los valores de una sociedad que ha sabido valorar y exportar su cultura. Además de eso, quiso hacer una representación digna de una de las artistas más reconocidas del mundo y transmitir su esencia a los ojos del público. 

Existen muchos canales para enviar un mensaje. El arte es ese medio anclado a la creatividad por donde reflejamos nuestras emociones, pensamientos o creencias. Toma como recurso pedacitos del alma y los transforma en un lenguaje universal. Es también  un punto de unión, puede ser centro de una conversación, motivo de encuentro o de transformación. Es esa ventana que conecta sentimientos, a pesar de las distancias y que puede enviar mensajes más allá del plano terrenal. 

Quizás Frida Kahlo se comunicó con Badsura, quizás fue una forma en la que el universo le demostró la importancia de la persistencia, pudieron ser muchas las razones que dieran una explicación a aquella extraña situación. Esas dos lágrimas tuvieron un propósito: premiar la constancia y la pasión de un joven artista que transforma las calles con su arte y que dejó en ese mural toda su energía para crear algo más allá de lo estético. Sin planearlo, pintó una obra que cambió perspectivas, puso en duda la incredulidad y dio paso a la simbiosis entre la espiritualidad y el arte.

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