Todos los días salimos a caminar nuestra ciudad y nos encontramos rodeados de miles de elementos que se mezclan entre sí. Es difícil diferenciar cuáles de estos iconos (signos que representa un objeto o una idea con los que guarda una relación de identidad o semejanza formal) u elementos son originarios de nuestra nación y cuáles llegaron de visita y al final se quedaron como parte de la casa, incluso aquellos impuestos por las trasnacionales del consumo que en ocasiones los aceptamos como nuestros.
La cultura y su iconografía son alguno de los elementos que determinan y caracterizan a una región, por lo tanto pueden ser considerado como factores que nos permiten deducir en que parte del planeta nos encontramos, es esto un atractivo dentro de la diversidad, que le permite a las naciones exponer los valores culturales, en su más alto desenvolvimiento, con el fin no solo de fortalecer el turismo, sino a su vez factores de identidad que nos permitan desarrollar iconografías y estilos tan propios de una nación, que se vuelven tan representativos como su bandera.
Cuando hablamos de la cultura de un país como un sistema formativo del individuo, es tan amplio pero a la vez tan característico, que empezamos a determinar aspectos, como el lenguaje, las expresiones corporales, conductas, entre otros aspectos que nos permiten darle más forma a un grupo y identificarlo mejor.
Venezuela es un país del continente americano que enfrentó durante su historia un proceso de colonización, en el cuál no sólo se produjo el saqueo de nuestras riquezas como nación, sino también de nuestros procesos artísticos y culturales plasmados en esos bienes materiales que para nuestros pueblos originarios representaban un icono, un código, un lenguaje, una creencia, su cultura, mientras que para los colonizadores representaba la oportunidad de incrementar su dominación mediante la fractura de estos elementos de identidad, esto permite un quiebre de grupos culturales y por lo tanto una dominación más factible al igual que el enriquecimiento mediante las diversas riquezas pertenecientes a estos grupos originarios, las cuales permitían elevar su capital como nación.
Al existir debilidades formativas, en un grupo determinado es mas factible poder implantar nuevas ideas, el fraccionamiento, saqueo y debilitamiento de nuestra cultura originaria permitió el establecimiento de nuevos iconos y creencias, dando paso a un nuevo capítulo de nuestra historia, donde la mezcla entre el indio, el blanco y el negro, no solo permitieron desarrollar nuevas razas, si no a su vez crearon un abanico de creencias que fueron relatándose mediante la mezcla y formando elementos iconográficos nuevamente como nación
Uno de los criterios de la guerra se orienta hacia la división, “divide y vencerás” esto conjugado con la destrucción de elementos culturales, permite que exista un vacío como nación y por consiguiente un espacio abierto para implementar nuevas creencias, donde los individuos afectados se encuentran tan débiles espiritualmente que pueden ceder ante nuevas ideas.
Los elementos culturales se pueden visualizar como el individuo alfa de un grupo, al este desaparecer puede que sea más fácil la dominación siempre y cuando los valores culturales del resto del grupo no sean tan fuertes como para continuar el sendero de sus creencias, por lo tanto vale afirmar que mientras más delgadas sean las raíces de un árbol más fácil será de derrumbar.

Generacionalmente desarrollamos conductas y creencias muy diferentes dentro de un mismo grupo de estudio, en donde solo sobreviven esos iconos culturales que se han arraigado y fomentado tanto o más como el mismo nombre de dicho grupo, sin embargo la dominación del capital mundial está en pro de un proceso de globalización (proceso histórico de integración mundial en los ámbitos económico, políticos, tecnológico, social y cultural, que ha convertido al mundo en un lugar cada vez mas interconectado) que tiene factores positivos, pero cuando los anti valores son la semilla más importante de este término como herramienta de consumo, la cosa se complica, y mucho más para las naciones que se encuentran debilitadas culturalmente.
Un hogar donde la familia está dispersa, desinteresada en formar ese piso sólido de creencias que permitan a sus hijos discernir es un lugar perfecto para que la transculturación (recepción por un pueblo o grupo social de formas de cultura procedentes de otro, que sustituyen de un modo mas o menos completo a las propias) haga su nido asumiendo criterios positivos o no, esto sucede debido que existe un vacío, un vacío que es llenado por la calle, por otros individuos, o sencillamente por diversas herramientas que le permiten al individuo enriquecerse de una determinada información, el tema no es si existe un problema con la transculturación o no, el punto es como nosotros como grupo desarrollamos una cantidad de elementos formativos que permitan en el momento en que los individuos de dicho grupo no estén juntos, sus individuos puedan relacionase con otros conocimientos, con la calle, otras culturas, aspectos globalizados y aun así puedan tener la capacidad de mantener su personalidad y a su vez de convertir esa información en un conocimiento bien empleado y enriquecedor.
La cultura del capital, el dinero es un icono tan propio del capital, que a la vez las trasnacionales del consumo lo han relacionado con un elemento que te permite alcanzar la felicidad, una felicidad orientada a consumir. Para poder lograr que este icono se vuelva un factor iconográfico de todas las naciones es necesario invadir, infiltrar, desplazar factores de identidad, para que la introducción de este elemento sea tan profundo que no exista la capacidad de discernir y mucho menos el tiempo necesario para asimilarlo como una información transformada en lo que el individuo decida
Existen diversos canales que permiten que el mensaje llegue, existen maneras de como codificar ese mensaje en un lenguaje apropiado para que cale, existe un vacío cultural tan grande, que pareciera que creamos humanos para el capital y no para convivir con la vida, por eso necesitamos hablar de quienes somos para evitar una generación capaz de poner el dinero por delante de la vida
Creo que la canción o la pintura más hermosa que podemos regalarle a nuestras generaciones, es la que habla de nuestros valores y esa manera tan peculiar que tenemos de abrirle los brazos a la vida, una vida que nos permite jugar con nuestro niño interior y todos esos valores nobles forjados en eso que llamamos hogar.

Descripción de la imagen
El emisor: persona que transmite algo a los demás (nos representa todo esa carga histórica cultural, de una determinada población ubicada en tiempo y espacio)
El canal: elemento físico que establece la conexión entre el emisor y el receptor (un instrumento armónico)
El mensaje: información que el emisor envía al receptor (una canción que habla sobre quienes somos como nación)
Receptor: persona que recibe el mensaje a través del canal y lo interpreta (generación relevo multiplicadora de los valores icónicos de una nación)
Transculturación: elemento introducido en un canal de comunicación, con el fin de modificar las características del mensaje, logrando posicionar el elemento a conveniencia del creador de este factor transcultural
